El pase y las comunidades analíticas – Argumento de la actividad

Actividad de psicoanálisis: El pase y las comunidades analíticas
Textos producidos en el calor del dispositivo del cartel.

“El paso de psicoanalizante a psicoanalista tiene una puerta cuyo gozne es ese resto que hace su división, porque esa división no es otra que la del sujeto, cuya causa es ese resto.” Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela

Jacques Lacan

 

¿Qué autoriza a alguien para practicar psicoanálisis?, ¿Qué se hace con el deseo de practicar psicoanálisis en un consultorio?, ¿Cómo se hace con el deseo de participar activamente en comunidades analíticas?, ¿Cómo se acoge esa responsabilidad?, ¿De qué tipo de comunidad se trata?, ¿Qué forma de lazo se construye en una comunidad analítica y cuál es su relación con el dispositivo del pase?, ¿Por qué el pase hoy?, ¿Para qué?

 Estas son algunas de las preguntas que nos lanzaron al encuentro con el libro de Francis Hofstein “El pase de lacan” y luego al encuentro con otros, que han entrado en contacto con el dispositivo del pase y su experiencia en las comunidades analíticas en donde éste se practica. 

El pase, es un dispositivo inventado por Lacan para dar recepción a los testimonios de final de análisis que producen un cambio de posición:

“…en los hechos, alguien cambia de lugar, deja de ser analizante para ocupar el lugar del analista. No se trata, obviamente, de levantarse del diván para luego ir al sillón. Se trata de un cambio de lugar respecto de la transferencia, un viraje que es radical, pues un análisis se termina una sola vez. No más. Y es irreversible.”

Es decir, el pase permite sancionar que alguien está en condiciones de ocupar el lugar del analista, también fue una forma de responder por parte de Lacan al deseo de proseguir con la enseñanza y transmisión del psicoanálisis  sin institucionalizarlo, burocratizarlo…o peor aún  volcarlo a la organización en grupo, que replica lógicas de poder, jerarquías, liderazgos, competencias, diagnósticos, maltratos y abusos a las transferencias. 

Estamos advertidos de que una práctica como el psicoanálisis, que apunta a la libertad más radical del sujeto no se encuentra exento de reproducir algunas lógicas institucionales, como ha sucedido en las asociaciones de la Internacional psicoanalítica en donde la transferencia es asignada a modo de una lista administrativa, dejando por fuera la libertad del analizante y su deseo de escoger al psicoanalista de su elección.

Estar fuera de estas instituciones no asegura estar exentos de caer por la pendiente resbaladiza de reintroducir formas y ejercicios de poder. En la actualidad, estar por fuera de las instituciones, no nos hace inmunes de replicar modos de organización fieles a la lógica del clero, la milicia y la familia blanca burguesa “bien pensante”. Es por esto, que nos concierne la pregunta sobre qué forma de comunidad y qué tipo de lazo es el que posibilita la transmisión y enseñanza del psicoanálisis que advierta, así como lo hizo Lacan, que todo recorrido analítico, apunta a un final de partida. 

En el prólogo del libro que convocó este trabajo, Francis Hofstein escribe: 

“Existe el psicoanálisis, que sumó a la historia, la del mundo y de las ideas, y están los psicoanálisis, donde se cuentan las historias que constituyen una vida […]  No todos los analizantes, por fortuna, se hacen psicoanalistas ni mezclan su historia con la historia, ni intercambian su psicoanálisis por el psicoanálisis. Terminan su cura como pueden, cuando aquellos que han llegado con la finalidad de convertirse en analistas y aquellos cuyas ganas surgieron en el camino van a intentar el paso de la escucha de ellos mismos a esta escucha singular que exigen la demandas de análisis que se exponen a recibir, incluso a reclamar. Y emprenden su permanencia en el psicoanálisis y el desplazamiento de su transferencia psicoanalítica, al menos en parte, de su analista a sus analizantes. Este pasaje es lo que Lacan quiso esclarecer al proponer el pase” 

Nos proponemos con esta tertulia, entablar las condiciones que sostienen un tipo de premisa que no ocurre en cualquier comunidad analítica. Al menos no como Lacan, y otros, la plantearon en la realización de su escuela. El dispositivo del pase, sostenido por una comunidad analítica, trae consigo efectos no solo para el pasante, los passeurs, el analista del pasante, los analistas de los passeurs, el secretario del pase, los miembros del jurado de acuerdo, los miembros de la escuela sino también a los análisis que están vinculados a esa escuela; y por lo tanto también a la vida de los analizantes. Puesto que practicar el pase es un modo de sostener una premisa respecto del lugar del analista, los finales de análisis, el manejo de la transferencia y sus consecuencias subjetivas.

 

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