Estética del lazo social de la escuela y de las comunidades psicoanalíticas

¿Por qué un planetario es un buen lugar para hablar del pase y de las comunidades psicoanalíticas? Qué es un año, sino la vuelta del planeta una y otra vez en torno a una bola de fuego. Para llamarle año, la humanidad inventó y revistió una puerta con lenguaje en donde la tierra pasa, en donde pasamos, cosa que no necesitan las flores porque ellas ya saben florecer cada primavera.

De ese modo el sujeto gravita alrededor de algo, repite, vuelve hasta que un acto permite la emergencia de una palabra. Ese acto es un paso irrepetible, pues no hay paso que no lo sea.

Es posible localizar pasajes de analistas que revelan su paso hacia la ocupación de la función del psicoanalista, pasajes que tienen en común un lazo social que acogió el testimonio. Desde la proposición de Lacan se formalizó un dispositivo que da cuenta de ello. Sin embargo, ante este panorama, mi constante cuestionamiento es referente a la dimensión que configura ese lazo social y sus implicaciones institucionales, proponiendo ciertos elementos de movimientos opositores que han reflexionado sobre el poder, el trabajo, el saber y la política.

Interludio

El paso de Lacan, cuyo eco seguimos escuchando y cuyas consecuencias políticas siguen estorbando, tiene un peso importante en las comunidades hoy en día.

En el paso de este cartel hubo interlocuciones transformadoras, puertas abiertas y puertas cerradas, desencuentros, virajes inesperados y de todo eso, sus efectos. 

¿Qué llevábamos con nosotros al iniciar el paso? Me atrevo a decir que comenzamos con ideales sobre la escuela y el pase. También un montón de cuestionamientos, el cuidado de un lazo y la puesta en juego de los respectivos deseos de cada quien han sido velas haciéndonos avanzar hacia pasadizos inciertos.

De modo que las palabras que continúan no se sostienen en sólidos saberes sino que fluyen en constantes y dispersas dudas. Hay un movimiento explícito tanto en mis renglones como en el de mis compañeros y compañeras. ¿Es por que el pase alude a un desplazamiento? El cartel transcurrió durante la disolución de una comunidad en donde solíamos tocar base y con ello nuestro paso tomó otro sendero. 

Paso a paso.

El pase cojea. El psicoanálisis también y para avanzar hay que saber hacerlo con ritmo. “Cojear no es grave. Pero hay que saber cojear; no hacerlo a contratiempo, decía Mannoni. A propósito del ritmo no podemos olvidar que Hofstein es conocedor de música jazz por lo cual no es de sorprender que la forma de redactar su libro nos haya hecho sentir su estructura al ir presentando algunas de las secciones pero recordándonos el centro tonal: el pase prosupuesto por Lacan. 

Del jazz voy a conservar la improvisación como nos vimos obligados a hacer al ver hundido el barco y también mantendré su esencia negra, pero a la vez los siguientes movimientos aluden a la música blanca de la orquesta del titanic, de un barco burgués y occidental que se hunde.

(Primer movimiento)

 

La escuela 

Presentamos el centro tonal. 

En este camino encontramos quien nos dijo que no se puede hablar del pase fuera de la escuela.

Y a estas alturas considero la escuela como la institución familiar, y decirlo así ya es redundante, que formaliza la tradición de reunir a los interesados, a los cercanos, a quienes por común denominador tienen algún tema que los convoca. Pero también la noción de escuela es europea y en ella es inevitable que recaiga la historia segregante de la antigua Grecia en donde los grandes hombres filósofos podían ir tras la Sofía.

En esta lógica patriarcal y racial que pasó y sigue pasando, las mujeres, y los esclavos, y los extranjeros, y los negros, por supuesto que no eran partícipes de este lazo homosexual, es por ello que propuestas cual sectas (por su origen sectario) incluían a estos últimos, a saber, los epícuros, los estoicos y los cínicos.

Me opongo firmemente ante la propuesta de formar entre nosotros un grupo que lleve por nombre “escuela”, pues consigo lleva la imagen impresa del hombre blanco posibilitado por su raza y su sexo, su privilegio de clase para construir y hegemonizar conocimiento, para filosofar, para pensar. Nosotros, un grupo de mexicanos en relación con el hombre griego escolar, no somos más que sus extranjeros y extranjeras, sus colonias, sus recursos naturales y su mano de obra con potencial explotable.

Los españoles denominaron « escuelas » a aquellos lugares de conversión, de evangelización en donde los indígenas aprendieron el lenguaje del invasor, en donde aprendieron la religión occidental, donde aprendimos a olvidar nuestro pasado. 

Todas las escuelas fundadas tiempo después no fueron sino el insípido intento repetitivo de parecernos al otro, de blanquearnos, de enseñar lo que viene de afuera. No digamos que no es una historia racial la que conforma en América la fundación de las escuelas. Ese es nuestro real, esa es nuestra historia.

Hablemos de l’École Freudien de Paris desde ese costado. Una escuela fundada bajo la tradición griega y toda su epistemología que conlleva; de igual manera l’École lacanienne de psychanalyse. ¿Por qué habríamos de nominar “escuela” a cualquier grupo que hagamos entre nosotros? No se me ocurre otra razón más que la de la imagen ilusoria, prometedora occidental que esta palabra trae. 

(Segundo movimiento)

 

Contrapunto – Pasajes salvajes

“¿Qué hacían los analistas […] cuando no existía eso conocido […] como el “pase”: un procedimiento para recoger el testimonio del pasante en el momento de su pasaje de analizante a analista?

Gloria Leff

Juntos en la chimenea

Hay quien sin escuela pasó, pero lo que sí había era un lazo íntimo con otros. Sin lazo no se sostiene ningún pasaje hacia la función del analista. Pueden haber diferentes tipos de lazos configurados de manera distinta dependiendo de su lugar, de su tiempo, del contexto político y social que pueden servir de resorte para cada pasaje.

Hablemos del primer analista en la historia del psicoanálisis: Fliess. Y Freud, el primer analizante que en un momento dado hizo un pase sin que hubiera ya dicho dispositivo. 

Diane Chauvelot, en su texto “El pase supuesto de Freud” propone acertadamente que en su viaje de 1910 a Sicilia ocurre una suerte de pase siendo Ferenczi su passeur. En palabras de Chauvelot :“Lo importante ahí es que Freud, aún en la obligación de improvisar, tras haber creado el primer curso analítico, fue el primero en sentir la necesidad de hablar de su análisis y de su transferencia analítica a alguien susceptible de escucharlo, de escucharlo en tanto que analista.”  

Por su parte, Éric Laurent abona a esta idea. No puede haber un sólo passeur, por lo cual propone a Jung como la otra escucha receptora de su testimonio. Esto en 1909 en el viaje de las conferencias en la Clarck University; los tres personajes embarcados hacía América del norte: Ferenczi, Jung y Freud. En el lapso de 1908-1910 Freud desarrolló estudios sobre la homosexualidad y su relación con la paranoia, estudios que no son ajenos a su separación con Fliess.

Al hablar de este supuesto pase falta tomar en cuenta para su análisis, que no haremos en este momento, elementos como el contexto, las correspondencias entre ellos, lo considerado como testimonio, entre otros; a donde quiero apuntar es al pase antes del pase y a su relación con una comunidad prevista. 

En el mismo texto citado, Éric Laurent pregunta “¿No bastaría considerar la relación de Freud con Ferenczi y con Jung como la instauración de una filiación imaginaria?” No, no lo creo. Recordemos la Sociedad Psicoanalítica de los miércoles quienes en un principio fue constituida por Wilhelm Stekel, Rudolf Reitler, Alfred Adler, Max Kahane y Paul Federn a la cuál más tarde se le sumarían más miembros.

Si bien en 1910 se funda la IPA, es resultado de una construcción importante de relaciones entre analistas durante ese contexto. 

Por otro lado, no podemos ignorar el pasaje “salvaje” que localiza Gloria Leff en Lucía Tower en 1955 quien en su borrador para el texto Contratansferencia dice: “Mi interés por la contratransferencia empezó durante mi propio análisis personal, al observar pequeños fenómenos contratransferenciales en mi propia analista, muchos de los cuales guardé para mi” Renglones más adelante menciona : “Desde muy temprano me interesé en mis propias respuestas a los pacientes y me ha dejado muy perpleja el papel de la contratransferencia en el proceso terapéutico.” Esto es un testimonio que habla del pasaje de su lugar de analizante para hacerlo después desde otro.

Sabemos que hubo varias copias de este texto. La versión revisada de su borrador en donde hay modificaciones importantes personales es leída ante los miembros de la Sociedad de Chicago, mientras que la que no es modificada, la primera versión en que ella escribe con puño y letra “working copy” no se la lleva a casa ni tampoco la presenta en público, sino que permanece guardada en el archivo de la Sociedad. Su testimonio tiene lugar en un contexto, en una sociedad, en una comunidad particular.

Con ello quiero plantear dos cuestiones: los pasajes antes del pase y la necesidad de su suscripción ante una comunidad. 

Freud en Viena rodeado de colegas inventando el psicoanálisis; Lucia Tower en Chicago dirigiendo sus palabras a una Asociación; cada quien haciendo un pasaje frente a una comunidad particular. ¿Cuántos pasajes salvajes habrán ocurrido antes y después de la invención del dispositivo del pase? ¿Cuántos de ellos habrán sido acogidos en el tejido elaborado por el trabajo de colegas y cuántos de ellos no?

Hablemos entonces de pasajes en donde cada comunidad, con sus particularidades, sanciona a sus integrantes. Por eso hoy en día hay diferentes pases practicándose desde distintas coordenadas. Quiero decir, no existe el pase como universal, existen los pases.

Esto hace surgir la pregunta ¿Es posible ser sancionado o sancionada por una comunidad a la cual no pertenezco? & ¿Qué implicaciones tiene que una comunidad sancione a practicantes que no conocen? ¿No se corre el riesgo de caer en la lógica imaginaria del reclutamiento militar? 

(Tercer movimiento)

Tejiendo epistemologías 

El lazo social es susceptible de tomar diferentes formas. Ejemplo: la escuela que en su esencia aguarda la estética segregante y blanca mencionada ya. Es difícil imaginar otro formato que acoja el lazo social debido a la educación recibida desde pequeños, debido a la misma historia del psicoanálisis, debido a la occidentalización a la que estamos inmersos día a día. Pero me obstino a rescatar hilos que permitan tejer singularidades estéticas del lazo social a otro formato.

Por lo tanto me gustaría reunir elementos epistemológicos que sirvan de resorte para imaginar una comunidad susceptible de acoger el trabajo de los analistas, lejos de la dinámica capital y colonial. Dándole paso a un análisis político para visualizar la lógica de poder que estructura un grupo.

 

México prehispánico

Por nuestra parte, en la época prehispánica hubo diferentes centros de enseñanza, Calmécac, Cuicacalco y el Telpochcalli. Calmécac, centro de enseñanza estricta en donde podían entrar niños y niñas de todas clases sociales, sin embargo como lo señala Bernardinho de Sahagun, había una tendencia en que la descendencia de sacerdotes u oradores acudían ahí, mientras que hijos e hijas de agricultores o artistas iban a Cuicacalco o a Telpochcalli respectivamente.

Hay que tener en cuenta que cada centro acogía la transmisión de un saber relativo a un trabajo en particular para hacer marchar el paso de la actividad social.

Lo primordial a diferenciar de la escuela europea y de estos centros de enseñanza es que los griegos dotaban de capacidad y virtud a los hombres exclusivamente oriundos y restaban a los demás de la facultad pensante, mientras que en Tenochtitlán dividían la transmisión de saberes en función del trabajo y roles sociales. Todos eran capaces de recibir cierta formación para ejercer el trabajo elegido a pesar de sus condiciones de clase y de sexo.

¿Por qué no tomar ese elemento que prioriza el funcionamiento de la comunidad a miras de preservar el trabajo? ¿Si favorizamos el lugar del trabajo, será posible desdibujar la imagen paterna que ordena la organización?

 

Escuelita zapatista 

El pueblo manda y el gobierno obedece. Así se construyen las escuelitas zapatistas en donde desde un no-saber se ejerce el poder. No se trata de abolir el poder, sino de llevarlo por otras rutas. Se llaman escuelitas en diminutivo para recordar que la aspiración al pasar por ahí no es la de las grandes escuelas.

Hegel, por su contraparte, escribía “El pueblo constituye la parte que no sabe lo que quiere, saber lo que queremos es fruto de un conocimiento e inteligencia profunda que no caracteriza al pueblo, los funcionarios superiores poseen una inteligencia más profunda”; es decir, que según su concepción el gobernar está dirigido únicamente para la gente pensante, capaz y estudiada; como aquel griego sapiente de antaño. 

Elijo el zapatismo por que se opone epistémicamente a las palabras de Hegel, teniendo todos injerencia en temas de política pública. De modo que la praxis no la dirigen los grandes estudiosos que salen de grandes escuelas que ostentan grandes títulos. Se elige dejar de falicizar la escuela como medio de reproducción capital y se sustituye como sostén de un trabajo e intereses en común.

Evitando así la segregación para convocar entonces a la acción y priorizar el interés compartido. Dirigiendo los pasos hacía un lugar en común, volteando a mirar desde la diferencia el común denominador, ahí en la falta, falta de saber, falta de conocimiento. Dicho en otras palabras, desde el no-saber, que es de todos, se practica y se ejercita la gobernanza. 

 

Epícuros, cínicos y estóicos

Hay que saber que durante la época ateniense de decadente democracia en que Alejandro Magno se volvía hacia una locura megalómana conquistando allende tierras europeas y la filosofía platónica no planteaba sino problemáticas de aquellos que no tenían hambre esbozando la figura que antecede la clase burguesa, surgían tres grupos (cínicos, epícuros & estoicos) como contrapropuesta política y pragmática ¿Qué hacer con la vida?

Éstas mal llamadas escuelas por que en ese tiempo la escuela hegemónica era otra, por lo que hay que llamarles sectas en su calidad de sectarios, segregados, se reunían en secreto, underground y eran perseguidas como consecuencia de su oposición. 

Lo importante para ellos era averiguar cómo vivir, cómo hacer frente a un aparato social que los capturaba y los deshacía, desarrollando “métodos” en el sentido etimológico de la palabra que se refiere a camino; trazar caminos transitables bajo condiciones ineluctables.  

Pretendo rescatar 2 ejes rectores de estos tres grupos:

1.- Inclusión de los que no tenían participación política. Eran los negros, destinados a usar su cuerpo como recurso explotable; extranjeros que por ser diferentes también eran expulsados y las mujeres quienes al ser descendientes de Pandora, debido a esa naturaleza impura, no podían ser parte. 

2.- Los cínicos practicaban, entre otras cosas, una suerte de deterritorialización del ideal en la cual se se trataba de apartar la esperanza cuyo origen venía de la ánfora de todos los males abierta por Pandora; los epícuros practicaban el dejar de ser esclavos del deseo de bienes y de buena reputación, bajo el precepto: entre mayor es la pérdida, más libertad se tiene; y por último, los estoicos que practicaban el dejar de afligirse por lo ineluctable, deseando la cosa como es la misma misma y no otra. Una vez hecho esto, entonces, en los tres grupos, abrían camino hacía el obrar, hacia el trabajo.

Estas oposiciones, lo que hicieron, es poner de relieve ya el lugar fundamental del hacer, de la práctica, de la acción de los que permanecían relegados. Buscando desdibujar la imagen del que sabe, del que puede, para sustituirla por el trabajo como sostén del lazo social.

(Coda) 

 

 Ximopanolti: Pase usted

Tanto Hofstein como Dimitri Kijek coinciden en que la nominación AE pone en cuestión el significante del nombre propio una vez localizado en tanto deseo del Autre dentro de una cadena simbólica. Por lo tanto, es fundamental localizar la misma denominación que hacemos de nuestro tejido al nombrarlo “escuela”, localizando su historia y el deseo que constituye dentro de un efecto significante.

“Nombrado, el pasante pierde su nombre. Es AE, tomado en la doctrina de su institución, y dividido entre la depresión reaccional a un éxito inesperado, el goce de un título que lo designa como el portavoz de la teoría que lo ha nombrado, y el placer de un reconocimiento que, si lo utilizara, se reencontraría también sin nombre”.

Ese es el pasaje, abandonar el nombre propio para ejercer la función que permite que el otro pase, que el analizante pase, que pase el psicoanálisis ¿Será posible hacer lo mismo con el nombre escuela? Que podamos perder sus implicaciones históricas, políticas y epistémicas para dar cabida al dispositivo del pase en México?

Hacer una comunidad que recoja pasajes, que escuche los pasos de caminos singulares, que abra puertas en dónde sólo se pasa una vez. Poder repensar la inscripción del psicoanálisis en las escuelas universitarias; o repensar la fundación de escuelas psicoanalíticas y que sirva de precedente epistémico con miras de un llamado a aquellos que quieran hacer comunidad.

Continuar

Freud y su dispositivo psicoanalítico

Dispositivo de lectura Este ejercicio de lectura tiene como intención localizar los puntos críticos del “método psicoanalítico” de Freud en sus textos, conferencias, correspondencia, biografías

Seguir leyendo >

Un divertimento serio

Dejando más dudas que certezas, este podcast busca abrir diálogo en torno al psicoanálisis, compartiendo claves de lectura y notas que permitan su problematización. IG:@undivertimentoseriohttps://linktr.ee/carloszuazua

Seguir leyendo >